El hombre a través de la historia, ha
usado lo que la naturaleza le brinda, para satisfacer sus necesidades básicas y
lograr sobrevivir.
En épocas antiguas, el uso de estos
recursos naturales, era destinado exclusivamente hacia la satisfacción de las
necesidades fundamentales, como la alimentación, vestimenta y vivienda; las
cuales eran indispensables para la supervivencia humana y no producían gran
impacto en el medio ambiente. Sin embargo, con el desarrollo de la revolución
industrial, se empezaron a producir bienes en serie, gracias al uso de las
nuevas máquinas y el carbón que les permitía funcionar. Fue así, que empezó a
surgir un movimiento de consumo entre los hombres, que ha venido haciéndose más
poderoso a través de los años, debido a que los productos se han venido
calificando como desechables, ya que frecuentemente se publica una renovación
del mismo producto, haciendo a la versión anterior, obsoleta, y asimismo, generando
más productos, lo que conlleva a una mayor explotación de los recursos
naturales, muchas veces no renovables y un mayor deterioro del planeta; solo
para satisfacer el ocio del hombre común, además de generar toneladas de
desechos tóxicos.
El consumismo, genera más consumismo, trayendo
consigo consecuencias como el deterioro del medio ambiente, a causa de los
residuos producidos, además de arrebatarle la identidad a la gente, haciéndoles
creer que son lo que poseen. Estos hechos sencillamente no pueden traer
consecuencias beneficiosas, al contrario, solo trae injusticia con la gente que
no puede adquirir sus servicios y con las futuras generaciones, quienes
encontrarán un planeta contaminado y agotado, gracias a las “necesidades” de
sus antecesores, quienes creyeron que en el consumismo, podrían alcanzar la
felicidad.
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